lunes, 19 de enero de 2015

NO MÁS LUNES AL SOL

Cuando los que nos administran (que no gobiernan) hacen absoluta dejadez de sus obligaciones para quienes pagamos sus sueldos, es cuando iniciativas como #NQSPLS cobran una relevancia especial.

Estamos un poquito hartos de oír eso de “No sé de qué te quejas. Por lo menos tienes trabajo”, cuando el término “trabajo” es un eufemismo para describir un sueldo inferior al mínimo establecido por ley, con jornadas abusivas y condiciones que harían sonrojarse a los esclavistas de la vieja Roma. La razón es muy simple: NO HAY TRABAJO y el que se ofrece es TRABAJO PRECARIO.

De manera que cuando la creadora de la Iniciativa No queremos ser portada de los Lunes al SolAna Carmen Morugame pidió una participación en su proyecto, no lo dudé. 

El resultado lo podéis ver a continuación:



jueves, 1 de enero de 2015

OBJETIVOS

La noche de San Silvestre, como nos recordaba Mecano, es uno de los momentos del año en el que nos bombardeamos con buenos propósitos, nobles intenciones y ponderados balances sobre lo que llevamos conseguido hasta ahora respecto a lo que ambicionábamos conseguir. Es frustrante, aunque no lo suficiente como para evitar que repitamos el mismo ritual, “ante el reloj de antaño, como de año en año, cinco minutos antes de la cuenta atrás”.

A nuestras ilusiones, quimeras, voluntades y aspiraciones los expertos lo denominan “Proyecto Personal”. Los más avispados, para suavizar la decepción que se acumula por su previsible falta de concreción, los denominan “sueños”. Ya se sabe: Un “sueño” es una situación ideal en la que cada persona permanece atrapada esperando que el despertar del mismo nos traiga milagrosamente la solución de nuestros problemas.

La R.A.E., mucho más “realista”, lo describe con las siguientes acepciones:
Sueño. (Del lat. somnus).
     1.     m. Acto de dormir.
     2.     m. Acto de representarse en la fantasía de alguien, mientras duerme, sucesos o imágenes. 
     3.     m. Estos mismos sucesos o imágenes que se representan.
     4.     m. Gana o deseo de dormir. Tengo sueño. Me estoy cayendo de sueño.
     5.     m. Cierto baile licencioso del siglo XVIII.
   6.  m. Cosa que carece de realidad o fundamento, y, en especial, proyecto, deseo, esperanza sin probabilidad de realizarse.

Por lo expresado en el punto 6, cuando expresamos nuestras aspiraciones con el único soporte del factor suerte, nos suelen tildar de “soñadores”. En el mundo real y, sobre todo, en el mundo corporativo, no se puede confiar exclusivamente en la suerte. 



Y no es que no exista, dado que con frecuencia vemos a nuestro alrededor manifestaciones de su aleatoria presencia; es que es extremadamente difícil de atraer. Thomas Jefferson, el tercer presidente de los Estados Unidos, decía que creía mucho en la suerte, tanto que había comprobado que, cuanto más y mejor trabajaba, más suerte tenía.



No conozco a nadie que haya cumplido “su sueño” sentado bajo las buganvillas. Por lo general, las personas que lo consiguen lo hacen a base de esfuerzo, trabajo, correcciones y sacrificio.

Claro que, para poder alcanzar un objetivo, éste debe ser realista; estar al alcance de nuestros recursos; ser medible y cuantificable; gozar de una esmerada planificación y una persecución sistemática, metódica y flexible; disponer de los medios y el tiempo necesario para su realización. Aun así, muchos objetivos no se cumplen. En esos casos hay que analizar desapasionadamente lo sucedido a efectos de corregir y remediar lo que no funcionó para establecer un nuevo diseño. Y volver a empezar.

Sueña, fragua, maquina, imagina y especula todo lo que quieras, por supuesto, pero muévete para conseguirlo.

Cuando un proyecto se materializa, es porque era un OBJETIVO. Cuando no es así, es porque, quizá,  se trataba solamente de una utopía onírica,